El Elemento Aire en el Chamanismo
Por Tarwe Hrossdottir
El Aire y el Aliento de Vida
Es el primer elemento que tomamos cuando llegamos a la tierra y el último que nos deja al trascender.
Conocemos el Aire sin presentación previa, nos llega de golpe, lo necesitamos urgentemente para vivir y desde entonces nuestra relación con él suele ser vaga, inconsciente.
Sabemos que tiene que estar presente, pero como el cuerpo se encarga de hacerlo, no nos preocupamos por nada más.
Somos conscientes de su importancia cuando nos atragantamos con un bocado o tomando agua, cuando subimos las escaleras, cuando sollozamos descontroladamente, en un ataque de asma o con un simple catarro.
Es allí que valoramos su presencia en nuestra vida.
El Aire en el exterior
Luego aprendemos que aunque no sea visible, todo el tiempo está allí. Lo sentimos cuando ruge en forma de viento.
Lo usamos al volar un avión de papel y cuando mágicamente las aves pasan por encima nuestro.
El Aire permite el vuelo de toda clase de artefactos humanos, impulsa molinos, lleva el polen que fertiliza los campos y los huertos. Transmite el sonido, refresca y limpia el ambiente.
El Aire está en todas partes. Se cuela en los rincones, define el contorno de nuestro planeta, navega por las arterias y vuelve exhausto por las venas.
Si queremos contactar con un elemento que alcance lo más recóndito del ser y de la Madre Tierra, es a él a quién debemos recurrir.
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Cómo trabajar con el Espíritu del Aire
Al Aire se le contacta con silbatos, flautas, con silbidos, soplando lentamente.
También se le llama cantando, haciendo sonidos guturales y con mantras. En las casas se cuelgan móviles y en los árboles, cintas.
Viene en muchas formas. El Aire de los cuatro puntos cardinales tiene características únicas que le aporta la morada donde reside.
El Sol lo hace tibio, el Agua lo vuelve húmedo, los Muertos lo vuelven frío.
Solo con detenernos y sentirlo sabremos de dónde viene, dónde esta su casa, qué cualidades tiene y cómo puede ayudarnos.
El Aire neutral está en todas partes, el aire que se mueve está en la tormenta y en el vendaval.
Así como se sienta, será su presentación. Si envuelve el cuerpo como una manta, le agradeceremos que nos cuide. Si corta como navaja, dejaremos que remueva lo que ya no nos corresponde.
Los Chamanes y el Aire
Nosotros los chamanes llamamos al Aire, mensajero. Caminamos entre su cortina para llegar a los Mundos.
Contactamos a las aves para que vean por nosotros, para que traigan y lleven palabras.
Silbamos para saludarlo cuando estamos en la montaña. Tomamos la forma del cuervo y vamos sigilosos de un lado a otro, observamos desde las alturas, prevenimos con cautela.
Cuando queremos sanar, sacamos el Aire de la persona, porque cuando hace su casa en nuestro cuerpo nos vacía poco a poco, enfría los huesos y dispersa la mente.
Escuchamos su lenguaje porque trae las voces de los ancestros, del bosque, de los animales.
En la Formación Chamánica trabajamos con este elemento.
¿Quieres aprender? Aquí está la información.
