Paganismo, Círculos y MujeresPaganismo, Círculos y Mujeres

Por Tarwe Hrossdottir

 

Cuando digo que soy pagana, a menudo después de tal afirmación hay un rostro desconcertado que no se atreve a preguntarme qué diantres es eso o con mucha suerte alguien que empieza a balbucear palabras inconexas a las cuales inevitablemente yo empiezo a dar coherencia explicando cuáles son mis creencias.

¿Es tan “raro” el Paganismo? ¿Por qué la religión de las cavernas fue olvidada?

¿Por qué la espiritualidad del Paleolítico estuvo a punto de extinguirse?

¿Qué relación hay entre esa pérdida y la división social de los sexos?

 Una espiritualidad sin nombre

Lo primero que hay que entender es que los seres humanos hemos generado un deber de definirnos de distintas maneras: soy secretaria, soy gay, soy enojón, nos pasamos el día diciéndonos a nosotros mismos quiénes somos. Desde que hay sociedades más o menos modernas, buscamos ubicarnos en identidades, pero antes, en el mundo del humano paleolítico esto no debía ser así. En un mundo sin fronteras, donde todo era de todos –un cuasi paraíso terrenal- la identidad no servía de mucho, quizás lo más útil era saber que unos eran mujeres y otros hombres, pero no se necesitaba mucho más.

Así que en esa época, la espiritualidad del ser humano no tenía nombre.

Paganismo, Círculos y Mujeres
Venus de Laussel Encontrada en Laussel, Francia y fechada entre el 27,000 y el 18,000 A.E.C.

Hoy somos católicos, musulmanes, sintoístas, yorubas y un sinfín de tradiciones. En aquel entonces, espiritualmente todos éramos iguales ¡qué bendición! Imagínenselo: sin juicios, sin guerras, sin separaciones, sin caos, ni dolor.

¿Quiénes somos “los paganos”?

Sin embargo, hoy en día la comunidad pagana ha acordado utilizar el término “pagano” de origen griego  (pagos) que significa “montaña” y que se extendía a los habitantes de estas, para referirse al diverso y multicultural universo de las tradiciones ancestrales provenientes del Paleolítico y que fueron desarrollándose hasta la imposición en occidente del Cristianismo como religión oficial en el Imperio Romano, el 27 de febrero de 380 E.C. con Teodosio I.

Son muchos años, así que aproximadamente desde el 35,000 A.E.C. –sin contar las expresiones proto-espirituales del hombre prehistórico que si no, nos vamos hasta los 100,000- el ser humano que no tenía sexismos gozó de una libertad nunca más vuelta a sentir, para descubrir el mundo que le rodeaba.

Fue libre para oler, ver, sentir, escuchar y percibir cada manifestación de la Naturaleza, era como un niño suelto a la mitad de una montaña que tiene que desarrollar su propia capacidad de supervivencia para no sucumbir a un entorno constantemente retador. Sus ojos debían permanecer siempre curiosos, sus oídos alertas, sus pies prestos a correr y su mente constantemente nutriéndose con información.

Estos fueron los hombres y las mujeres que poblaron el Planeta Tierra hace 35,000 años ¡Definitivamente distintos a nosotros tan condicionados por todo!

Debió ser difícil sí, pero hermoso poder tener tal libertad para tocar palmo a palmo la creación recién estrenada. Creación nuevecita que cobraba sentido –tal como dice el koan zen- a medida que nuestros pasos la recorrían.

Paganismo, Círculos y Mujeres
Colina de Ares o Areopago, en Atenas, Grecia.

Un círculo y una raya

Y así fue como en ese mundo con olor a nuevo, que la mujer y el hombre se descubrieron a sí mismos, se dieron cuenta de que eran diferentes de forma, no de fondo. Ambos tenían las mismas necesidades básicas, necesidades que compartían con los animales y que no hacían sino acercarlos a un universo democrático en el que todos necesitan aire para respirar, agua para beber y comida para vivir, no más.

Pero aquí viene la magia, no son los cuerpos de los hombres los que vemos representados en las tallas prehistóricas, no son los miembros masculinos, ni sus músculos marcados, no son sus bigotes y pelo en pecho lo que define al mundo paleolítico. Son las vulvas femeninas, los muslos rebosantes de grasa y los pechos fértiles sosteniendo medias lunas. Son matronas imponentes de unos cuántos centímetros solamente, son las curvilíneas siluetas de las sacerdotisas ancestrales, esas que no tuvieron culto, ni templos churriguerescos, las que veían pasar la vida entre llantos infantiles, crujidos de fogatas y caminatas interminables.

Paganismo, Círculos y Mujeres
Disco con línea que representa una vulva femenina. Se encontró en Brno, República Checa (25-20,000 A.E.C.)

Lectura de velas

Curso de Magia con Velas en Ciudad de México, en vivo por Zoom y en línea con videos.

Aprende cómo usar las velas en rituales, qué significan sus colores, combinaciones y cómo hacer lectura de velas. Prepara tus velas para vender, regalar o utilizar mágicamente.

Las Celebraciones de la Purificación

Más información aquí


 

Por tanto, el simbolismo y la espiritualidad nacen al mismo tiempo que la conciencia del cuerpo femenino. No existe luna sin sangre, ni alimento sin parir, ni espigas maduras sin cabellos sueltos que dancen a su alrededor. La presencia de la mujer está constantemente acompañando la observación masculina, es su ábaco más cercano, la comprobación de cada teoría, es como si con cada descubrimiento que el hombre hacía, la mujer sentada a un lado le dijera “ya lo sabía”.

Un solo círculo con una raya en medio podía significar lo femenino, la luna, la vida, la muerte, la gloria, el tiempo, los ciclos, el reloj cósmico o el tiempo natural. Una V la entrada a la cueva primigenia, aquella de la que como humanidad un día nos atrevimos a salir para explorar el mundo que nos rodeaba, la V de la Vida que se esconde en todas las interpretaciones de unas piernas de mujer abiertas.

Y fue a través del placer que la espiritualidad empezó a cobrar forma y que las cavernas dejaron de ser multifamiliares para pasar a ser las capillas húmedas de las diosas telúricas. Entrar en ellas era entrar a lo más sagrado de la Madre Naturaleza, penetrarla respetuosamente, beber de su Santo Grial para ser fecundado con su omnipotencia. Porque ella estaba en todo, absolutamente en todo el mundo conocido: en la tierra y por debajo de ella, en el mar y en los ríos, en las cimas de las montañas y en las copas de los árboles, su manto colorido y abundante lo cubría todo, lo generaba todo, lo determinaba todo.

La vida y la muerte eran dados por ella, la salud y la enfermedad, la abundancia y el hambre, todos eran sinónimos de su nombre, por eso sus letanías llevaban mil epítetos, por eso sus cantos debían durar toda la noche, porque solo en la vastedad se la puede honrar, solo en la generosa manifestación su presencia se reconoce. Porque ella, la mujer-diosa ama la vida por igual, sin distinguirla ni darle preferencia a un sexo o al otro, porque ama al hijo macho como a la hija hembra, los nutre del mismo seno con la misma cantidad de leche.

Ella sabe que todo es necesario, que para hacer una sopa se necesitan muchos ingredientes igualmente importantes.

No nos ha de extrañar entonces, que con los ires y venires de los tiempos humanos, con los patriarcalismos, los sexismos, y tantas cosas que hemos pasado hasta ahora, la Antigua Religión, como algunos de nosotros le llamamos, se haya casi olvidado. ¿Quién venera ya la entrada a una cueva? ¿Quién se acuerda que los mares contienen la sangre menstrual de la Diosa que dio a luz toda vida? ¿Quién cava en la tierra escuchando el susurro de sus cantos naturales?

Hoy nos hemos perdido demasiado, tanto como para no recordar lo más básico, nuestro origen, el acta de nacimiento primera y legítima que dice:

Abuelos: Luna y Sol

Padres: la Madre Tierra

Oriundo de: Su Vientre

Nombre: Ser Humano


Aprende los ciclos de la luna

Curso de Magia Lunar en Ciudad de México, en vivo por Zoom y en línea con videos

Sincrónizate con los Ciclos Lunares, aprende a trabajar con cada fase de la Luna, hechizos y rituales lunares.

Más información aquí


5/5 - (10 votos)

Comparte
Scroll al inicio